Artículos de traumatología

Como prevenir lumbalgias y hernias discales

Uso de faja en el dolor de espalda

La importancia de la higiene postural

¿A que edad se opera una prótesis de cadera?

Como diferenciar una trocanteritis de una ciática

He comenzado a sentir hormigueo en las manos

Lumbalgias y hernias discales

Como prevenir el dolor de espalda

El dolor lumbar es lo que se conoce como lumbalgia o lumbago y en muchos casos se produce por distensiones musculares debidas a movimientos bruscos, al levantar objetos pesados de manera incorrecta o a malas posturas.  

 

Las lumbalgias afectan sobre todo a personas de entre 30 y 50 años y en condiciones normales se produce por los cambios en el cuerpo debidos al envejecimiento y a la deshidratación de los discos intervertebrales de la columna. Con la edad, también se tiende a la perdida de tono muscular, lo que hace que la espalda sea más propensa a las lesiones. 

 

Múltiples estudios clásicos han demostrado que fortalecer los músculos de la espalda junto con una buena mecánica corporal y mantener un peso optimo ayuda a prevenir las lumbalgias, reduciendo su intensidad, su duración y su frecuencia.

 

En ocasiones las lumbalgias pueden asociar clínica de irradiación ciática a las extremidades inferiores por compresión o inflamación de los nervios de la espalda, como ocurre en las hernias de disco. Según estimaciones a partir de resonancias realizadas a personas sanas de diferentes edades, hasta el 40% de las de 30 años presentan al menos una protusión discal sin ningún dolor, subiendo esta cifra hasta el 60% en personas de 50 años. Muchos pacientes tienen una discopatía que pasa inadvertida debido a que los episodios de dolor presentan una evolución favorable en las primeras semanas y hasta el 95% han cedido antes del primer mes. 

 

Sin embargo, las hernias discales pueden ser el origen de ciáticas llegando a producir dolores incapacitantes que requieran tratamientos mínimamente invasivos como las infiltraciones en la columna o incluso cirugía.

 

En cuanto a su prevención, no hay ninguna medida que evite de forma absoluta la aparición de una hernia de disco, aunque si podemos reducir su incidencia descargando la presión discal cuidando la postura corporal, manteniendo el peso óptimo y evitando la carga de objetos pesados o hacerlo con una faja. Realizar actividades deportivas como la natación, el aquagym, el pilates o el yoga fortalecen la musculatura paravertebral y mejoran el perfil sagital de las curvas de la columna, contribuyendo a la correcta transmisión de las fuerzas de carga entre los discos intervertebrales. 

Uso de faja en el dolor de espalda

Sus ventajas e inconvenientes

Existen múltiples dispositivos para inmovilizar la columna vertebral, desde las antiguas fajas caseras o los corsés de yeso ya en desuso, hasta las actuales fajas ortopédicas y los muchos modelos de collarines y corsés que buscan proteger y limitar la movilidad de segmentos concretos de la espalda y el cuello en función de la patología específica a tratar.

 

En pacientes que sufren de dolores frecuentes sobre todo en la zona lumbar por sobrecargas repetidas, es recomendable la utilización de una faja de protección durante la realización de determinadas actividades deportivas, laborales o de su vida cotidiana para proteger y relajar la musculatura de la zona afecta. 

 

Además las fajas se pueden prescribir durante el postoperatorio de una cirugía de columna con el objetivo de proteger la musculatura de la región vertebral intervenida.

 

Los corsés están indicados para el tratamiento conservador de las fracturas vertebrales. También se prescriben para el tratamiento de la escoliosis idiopática del adolescente, contando hoy en día con modelos de uso nocturno que favorecen la comodidad y la adhesión al tratamiento por parte de los pacientes más jóvenes, presentando unos resultados clínicos similares a los corsés continuos clásicos en los últimos estudios realizados.

 

No obstante, el uso continuado y prolongado de un corsé o una faja conduce inexorablemente a la atrofia progresiva de la musculatura paravertebral y abdominal, con la consecuente predisposición posterior a sufrir mayores dolores. 

 

Por este motivo es importante que el uso de este tipo de dispositivos este supervisado por un traumatólogo para limitar su duración y diseñar un programa de actividades que potencie la musculatura de la espalda.

 

 

La importancia de la higiene postural

Como cuidar el equilibrio espinopélvico

La higiene postural es uno de los 3 pilares básicos en el tratamiento y prevención de las lesiones de la columna vertebral, junto al fortalecimiento de la musculatura paravertebral y el control del peso, siendo fundamental cuidar unos adecuados hábitos posturales en nuestros actos cotidianos, deportivos y laborales para evitar sobrecargar progresivamente la espalda. 

 

Es importante mantener las curvas de la columna vertebral (perfil sagital) y su relación con la pelvis y las extremidades inferiores (balance espinopélvico) cada vez que nos sentamos, cargamos peso o nos acostamos en la cama. Otros factores como las dismetrías, las mochilas o el calzado pueden desequilibrar la transmisión de cargas entre el cráneo, la columna, la pelvis y las extremidades inferiores. 

 

Tienes a tu disposición guías con las que aprenderás las posturas correctas.

 

El uso de un calzado con buena amortiguación ayuda a reducir el impacto y la sobrecarga de la cadera y la columna. Por el contrario, los tacones alteran completamente el perfil sagital corporal al cambiar las curvas de la rodilla, cadera, pelvis y columna lumbar. El perfil sagital de las curvas de la columna mejora al realizar actividades deportivas que fortalecen la musculatura paravertebral como la natación, el aquagym, el pilates o el yoga, contribuyendo a una higiene postural adecuada. 

 

Además, puedes asistir a la escuela de espalda impartida por numerosos profesionales de la rehabilitación y la fisioterapia para detectar y corregir alteraciones en tus hábitos posturales.

Guía de higiene postural

¿A que edad se opera una prótesis de cadera?

Dolor de cadera y artrosis precoz

La cadera es la articulación formada entre la cabeza del fémur y el acetábulo pélvico. Su desgaste o coxartrosis es muy frecuente en personas mayores de 60 años y cada vez es más habitual atender en la consulta a pacientes de 40 y 50 años, o incluso más jóvenes, que presentan una artrosis precoz secundaria a displasias de la cadera, enfermedades reumáticas o fracturas.

 

Inicialmente la artrosis responde bien a medicación analgésica y a medidas conservadoras, como el control del peso corporal o la fisioterapia. A medida que progresa el desgaste con el paso del tiempo, los pacientes comienzan a sufrir un dolor mecánico continuo que condiciona sus actividades cotidianas y empeora significativamente su calidad de vida. Es en este momento cuando conviene consultar con un especialista para valorar la indicación de una cirugía de prótesis de cadera.

 

Las prótesis de cadera llevan décadas siendo usadas con seguridad y han evolucionado hasta los modelos más novedosos, encaminados a prolongar la longevidad de los implantes. Hay diferentes tipos de prótesis y las más comunes se componen de un vástago femoral, un cotilo pélvico y un polietileno que favorece la fricción entre ambos. Ocasionalmente en pacientes con pobre calidad ósea puede ser necesario cementar la prótesis o colocar prótesis especiales en fracturas de cadera o fracturas periprotésicas.

 

En pacientes jóvenes se puede retrasar la colocación de una prótesis de cadera mediante métodos mínimamente invasivos como las infiltraciones. En caso de que el dolor sea incapacitante o interfiera con las actividades cotidianas, deportivas o laborales, estaría indicada la cirugía de prótesis de cadera. En estos casos podemos valorar la colocación de prótesis especiales de vástago corto que buscan preservar la mayor parte de hueso del paciente.

 

Las prótesis de cadera ofrecen unos resultados excelentes, con un alto grado de satisfacción en la gran mayoría de pacientes y una durabilidad estimada de los implantes actuales superior a los 20 años.

 

 

 

 

Prótesis especial de vástago corto como solución definitiva para la artrosis severa de cadera en paciente joven

Prótesis especial de vástago corto como solución definitiva para la artrosis severa de cadera en paciente joven

 

 

Como diferenciar una trocanteritis de una ciática

Tratamientos mínimamente invasivos en la cadera y la columna

Es muy habitual atender en consultas de columna a pacientes que consultan por una aparente ciática tratándose en realidad de una trocanteritis, puesto que ambas entidades producen clínica similar ocurriendo en muchos casos una afectación mixta. Muchas trocanteritis acaban produciendo ciática y muchas ciáticas acaban produciendo trocanteritis por sobrecarga de los mecanismos compensadores de la marcha, mejorando una al tratar la otra.

 

La trocanteritis o síndrome trocantéreo está producida por la inflamación de la inserción de una serie de músculos, como los glúteos, en esta región del fémur. También puede ser debida a la irritación de la bursa que protege esta región, denominándose bursitis trocantérica, o producir un dolor que empieza en la región del trocánter llegando hasta la cara lateral de la rodilla en el síndrome de la fascia lata, frecuente en alteraciones posturales de deportistas.

 

El diagnóstico de la trocanteritis es principalmente clínico y existen pequeños matices en la exploración física que la diferencia de los cuadros de irradiación nerviosa, como las pruebas de Lasegue y Bragard. Puede ser necesaria la realización de exámenes complementarias como un electromiograma, una ecografía o una resonancia para llegar a un diagnóstico preciso.

 

Los casos iniciales suelen responder bien a medicación, fisioterapia y a la corrección de determinados factores como el sobrepeso y malas posturas que pueden favorecer su aparición: cruzar las piernas y tensar la fascia lata, los glúteos y la inserción trocantérea, o dormir sobre el lado de la cadera afecto en un colchon inadecuado o muy rígido. El uso de un calzado con buena amortiguación ayuda a reducir el impacto y la sobrecarga de la cadera y la columna, por el contrario, los tacones alteran completamente el perfil sagital corporal al cambiar las curvas de la rodilla, cadera, pelvis y columna lumbar. Una práctica deportiva de intensidad leve moderada también favorece el correcto funcionamiento de los músculos de la región.

 

En casos intensos existe la posibilidad de realizar una infiltración trocantérica en la consulta de traumatología, consiguiendo un alivio rápido y eficaz del dolor. Muy pocos casos acaban requiriendo una tenotomía ecoguiada o una cirugía trocantérea.

 

Los casos mixtos de afectación ciática y trocantérea suelen mejorar al tratar la trocanteritis, pudiendo requerir ocasionalmente tratamientos específicos en la región lumbar, como infiltraciones o cirugía de descompresión nerviosa. Consulta con tu traumatólogo las diferentes opciones de tratamientos disponibles para tu caso.

 

 

 

He comenzado a sentir hormigueo en las manos

Estenosis de canal y compresiones nerviosas periféricas

El síndrome del túnel carpiano es una patología muy frecuente producida por la compresión del nervio mediano en su recorrido por la muñeca por parte de estructuras próximas, como el ligamento transverso carpiano y el retináculo flexor. Existen numerosas condiciones como el embarazo, el sobrepeso o malas posturas durante el sueño que pueden producir una irritación temporal del nervio mediano. 

 

La clínica que se produce en estos casos puede incluir alteraciones en la sensibilidad, dolor y en casos avanzados atrofia neurológica de la musculatura de la mano. La sensibilidad de los dedos puede verse disminuida o alterada produciendo parestesias que incluyen calambres, hormigueo y sensación de entumecimiento, llegando a la anestesia completa en los casos más severos.

 

Consulta con tu traumatólogo si comienzan estos síntomas de cara a realizar pruebas complementarias y valorar el grado de afectación nerviosa ya que, en el caso de compresiones leves, la clínica se puede revertir con la medicación adecuada y el uso de muñequeras. Sin embargo, en los casos moderados y severos conviene valorar la cirugía de descompresión nerviosa para evitar secuelas irreversibles.

 

Es importante realizar un diagnóstico diferencial con otras patologías que pueden cursar con síntomas similares en las manos, como el síndrome cubital o la estenosis de canal cervical, producida por la compresión de las estructuras nerviosas en el cuello. Algo parecido puede ocurrir en la región lumbar de la columna vertebral, produciendo clínica neurológica en las extremidades inferiores incluyendo ciáticas, dolores en las piernas y las alteraciones de la marcha. La claudicación obliga al paciente a detenerse al caminar, incluso a mínimas distancias en los casos de estenosis de canal más severos. 

 

Estos pacientes mejoran en un alto porcentaje con técnicas mínimamente invasivas, como las infiltraciones de la columna vertebral. Los casos más severos, con gran afectación de la calidad de vida, pueden requerir una cirugía descompresiva de la columna encaminada a recuperar el diámetro adecuado del canal vertebral.

 

 

 

 

El contenido recogido en esta página es de carácter docente e informativo, cada caso debe ser valorado de forma personalizada en una consulta especializada.

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